jueves, abril 13, 2006

05 ☆ Lunares

Estaba mirando sus lunares. Tenia muchos: por las piernas, los brazos, la espalda. Unos eran pequeños, otros más grandes, otros eran como pequeñas pecas rojizas, de forma perfectamente redonda o más irregulares. Era una chica llena de lunares. Pero si alguien la describía nunca los mencionaba. Decían de ella que era alta, morena, con el pelo largo, pero nunca que tenia lunares por todas partes. ¿Porqué?, se preguntaba ella.

Sabía que lunar en francés se decía grain de beauté y conocía expresiones en catalán como la de cara pigada, cara estimada. Todo el mundo los admira pero nadie se fija en ellos. No se usan como elemento diferenciador para describir a una persona (y eso que no hay dos lunares iguales). Las pecas sí que las tienen en cuenta, pero los lunares no. Nadie veía los lunares, y eso que son más grandes. A Marilyn Monroe sí que se lo habían visto, y eso que sólo tenia uno. Cabe la posibilidad que fuera ella misma quien dijera un día a un periodista: ¿Ha visto que lunar que tengo? Y entonces se fijó (porque eso sí, una vez te fijas en ellos los ves muy rápidamente).

Seguía mirando sus lunares. ¿porqué estaban ahí? ¿Qué fuerza extraña hacía aparecer a un lunar? Además cambiaban de tamaño y forma a medida que pasaba el tiempo. Mientras se preguntaba si los lunares tenían algún significado oculto llegó a la conclusión que los suyos sí. ¿Quién podía negárselo? Nadie tenía pruebas en contra. Pensó qué utilidad podría dar a sus lunares. Entonces se le ocurrió: le servirían para crear. Los lunares que tenia impresos en la piel eran como las estrellas que vemos en el cielo, con miles de constelaciones por descubrir. Así que los días que no estuviera inspirada, miraría sus lunares en busca de alguna cosa, lo que fuera.

- Ya que nadie los ve, yo los miraré mucho- pensó.

sábado, abril 01, 2006

04 ☆ Una chica soñadora


Cerrar los ojos y soñar. El mejor momento del día, porque es en nuestros sueños donde realmente somos como nos gustaría ser, en nuestros sueños habla y actúa nuestro verdadero yo. Nuestra mente se despide momentáneamente de ese mundo donde no paran de juzgarnos por nuestras palabras, nuestros actos o nuestra forma de vestir. Decimos adiós a ese mundo donde no se dan segundas oportunidades, y la gente no se molesta en conocer a los demás para crear una opinión sobre cómo deben ser.


En nuestros sueños la gente no es así: te perdonan, te escuchan, ríen contigo e intentan entenderte. ¿un mundo ideal? Sin embargo, al despertarnos, entraremos otra vez en ese mundo de mentiras y volveremos a formar parte de él juzgando a los demás por sus palabras, sus actos o su forma de vestir, sin dar segundas oportunidades y sin molestarnos a conocer a los demás.

© Historias sin fundamento 2012 | Blogger Template by Enny Law - Ngetik Dot Com - Nulis